Los músicos de rock pesado traen a la cabeza reminiscencias de dioses nórdicos y épicas bacanales pentatónicas con doble bombo; pero una vez que el concierto termina y el rock baja de volumen, los músicos regresan a sus casas a consentir a sus pequeñas mascotas peludas. Y no estamos hablando de sus barbas.
En el libro Metal Cats, la fotógrafa Alexandra Crockett ha documentado la contrastante relación entre músicos de hardcore y sus gatos. El libro incluirá imágenes de miembros de bandas como Lightning Swords of Death, Book of Black Earth, Skarp, Harassor, Akimbo, Aldebaran, Atriarch, Oak, Ghoul, entre cientos de otras agrupaciones.
Parte de las ganancias del libro (que se publicará en mayo de este año) llegarán a refugios para gatos en Seattle, Portland, Oakland y Los Angeles.
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